La miocardiopatía dilatada, hipertrófica, restrictiva o periparto, la miocarditis y la displasia arritmogénica del ventrículo derecho son otras de las causas de insuficiencia cardiaca.
La insuficiencia cardiaca es una manifestación final de muchas enfermedades del corazón. Es decir, cuando algo daña a alguno de los ventrículos o a los dos, de forma inmediata o con el paso del tiempo el paciente comienza a presentar los síntomas propios de la insuficiencia cardiaca. Por ello, como hemos visto anteriormente casi todas las enfermedades del corazón pueden producir insuficiencia cardiaca : el infarto de miocardio, la hipertensión arterial, las enfermedades de las válvulas del corazón o ciertos tóxicos. Pero hay otras muchas enfermedades que pueden dañar el corazón y ser la causa de la insuficiencia cardiaca.
Las miocardiopatías son enfermedades que afectan al propio músculo cardiaco. En la miocardiopatía dilatada los ventrículos se dilatan (de ahí el nombre) y con el paso del tiempo laten progresivamente con menos fuerza. Muchas veces la causa de esta dilatación y debilitamiento del corazón no se conoce, y se habla de miocardiopatía dilatada idiopática (de causa desconocida). Otras veces, la causa son infartos previos que ha tenido el paciente, y por eso se la llama miocardiopatía dilatada isquémica (por isquemia -falta de irrigación- del corazón).
La miocardiopatía hipertrófica es otra enfermedad del corazón en la que el músculo cardiaco se hace mucho más grueso de lo normal. Suele afectar al ventrículo izquierdo. Por ello, cuando el corazón tiene que relajarse (en la diástole) le cuesta mucho (por la gran cantidad de músculo), no puede hacerlo como un corazón normal. Es una causa por lo tanto de insuficiencia cardiaca diastólica, aunque con el paso del tiempo el corazón tiende finalmente a dilatarse y debilitarse, pudiendo producir además una insuficiencia cardiaca sistólica. La miocardiopatía hipertrófica en ocasiones es heredable de padres a hijos. A veces se la denomina miocardiopatía hipertrófica “obstructiva” cuando el crecimiento del músculo cardiaco es tal que se produce una obstrucción al paso de la sangre por la válvula aórtica, por lo que la sangre arterial tendrá dificultades para salir del ventrículo izquierdo a la arteria aorta.
En la miocardiopatía restrictiva lo que ocurre es que el corazón se hace más rígido de lo normal, por lo que igual que en la anterior, le cuesta mucho relajarse, y ocasiona una insuficiencia cardiaca diastólica. Esto ocurre por ejemplo en ciertas enfermedades en las que se depositan sustancias extrañas en el músculo cardiaco, como ocurre en la “amiloidosis cardiaca”, entre otras.
La displasia arritmogénica del ventrículo derecho es otra miocardiopatía en la que el músculo cardiaco es sustituido progresivamente por grasa. Afecta fundamentalmente al ventrículo derecho, de ahí el nombre, aunque puede afectar igualmente al ventrículo izquierdo. La grasa no tiene capacidad de contraerse, y por eso el ventrículo derecho se debilita con el paso del tiempo. El estímulo eléctrico que produce la contracción cardiaca tampoco puede atravesar la grasa (es como un aislante), por lo en ocasiones la mala transmisión de la señal eléctrica produce arritmias ventriculares malignas; de hecho, la displasia arritmogénica del ventrículo derecho es una de las causas más frecuentes de muerte súbita (de repente, inesperada) en personas jóvenes. La implantación de un desfibrilador implantable puede tratar estas arritmias si aparecen.
Los virus entran en muchos casos en nuestro organismo por la vía respiratoria. Cuando infectan a una persona se extienden por todo su cuerpo, por eso producen sensación de debilidad, malestar general, etc. Pero además en ocasiones los virus tienen especial predilección por atacar algún órgano en concreto: así se producen las hepatitis víricas (infección del hígado por el virus) o los catarros (en los que el virus ataca principalmente al aparato respiratorio). Algunos virus son capaces de infectar e inflamar el corazón: a esto se le llama miocarditis. Habitualmente el paciente tiene un cuadro catarral, y unos días o semanas más tarde comienza con un dolor en el pecho, que suele hacerse más intenso cuando coge aire profundamente. La analítica de sangre puede confirmar que se está produciendo una inflamación del corazón. Cuando se produce una miocarditis el corazón puede debilitarse, aunque afortunadamente en muchas ocasiones se recupera en unas pocas semanas o meses y vuelve a tener la fuerza normal. Mientras que el corazón está débil es prudente ingresar al paciente en el hospital para tenerle más vigilado, pues al estar el corazón inflamado puede presentar arritmias ventriculares malignas. En ocasiones, las miocarditis se repiten en un mismo paciente, por lo que después de curarse de una es posible volver a tener otra al cabo de meses o años.
Los fármacos también pueden producir insuficiencia cardiaca aguda. Es decir, en un paciente que ya tiene insuficiencia cardiaca, pueden descompensar al corazón y hacer que se acumulen más líquidos en el cuerpo y empeoren los síntomas. Estos puede ocurrir con muchos fármacos: algunos de los más habituales son los betabloqueantes (por eso se aumenta su dosis muy despacio), algunos calcioantagonistas (verapamilo, diltiazem), los fármacos antiarrítmicos y las drogas usadas en la quimioterapia en los pacientes con algún tipo de cáncer.
Algunas enfermedades endocrinas (de las hormonas de nuestro cuerpo) también pueden producir insuficiencia cardiaca: la diabetes mellitus, el hipotiroidismo o el hipertiroidismo, el Síndrome de Cushing, la insuficiencia de las glándulas suprarrenales, el exceso de hormona de crecimiento y el feocromocitoma, entre otras.
Las alteraciones nutricionales severas pueden provocar una insuficiencia cardiaca, aunque esto es raro en nuestro país. Puede ser por un déficit importante de algunas vitaminas, minerales o proteínas. La obesidad o la delgadez extrema (caquexia) pueden producir también insuficiencia cardiaca.
Finalmente, hay otras muchas enfermedades que pueden ser causa de insuficiencia cardiaca: la enfermedad de Chagas (producida por un parásito, frecuente en algunos países de Latinoamérica), la infección por el virus del VIH y la insuficiencia renal avanzada, entre otras. En ocasiones, algunas mujeres embarazadas sufren una enfermedad del corazón denominada miocardiopatía del periparto que puede producir insuficiencia cardiaca.