El corazón es el encargado de bombear la sangre para que esta llegue en cantidades suficientes a todos los órganos de nuestro cuerpo. Esta misión la lleva a cabo gracias a dos potentes músculos denominados ventrículo izquierdo y ventrículo derecho. Ambos se llenan de sangre y, al contraerse de forma coordinada, la impulsan por las arterias permitiendo su circulación continua.

La parte izquierda del corazón (ventrículo izquierdo) es la encargada de impulsar la sangre arterial para que esta llegue a todas las partes de nuestro cuerpo. La sangre arterial transporta los nutrientes y el oxígeno, esenciales para el correcto funcionamiento de todo nuestro organismo, especialmente de nuestros órganos vitales (corazón, cerebro, riñón, hígado). Igualmente, lleva los productos de desecho (que se producen a consecuencia del normal funcionamiento de nuestro organismo) al hígado y a los riñones para su eliminación.

Desde los distintos órganos, la sangre con menor cantidad de oxígeno (sangre venosa) continúa su camino por las venas y se dirige a la parte derecha del corazón (ventrículo derecho). De allá es bombeada a los pulmones, donde la sangre se oxigena, y se elimina el dióxido de carbono. De los pulmones pasa a la parte izquierda del corazón (ventrículo izquierdo), que al contraerse manda de nuevo la sangre ya oxigenada a todas las partes del cuerpo.

El paso de la sangre por el corazón está regulado por un sistema de válvulas que asegura que la sangre circula en el sentido adecuado. Hay cuatro válvulas: dos en el lado izquierdo (mitral y aórtica) y otras dos en el lado derecho (tricúspide y pulmonar), una a la entrada y otra a la salida de los dos ventrículos del corazón.

La insuficiencia cardiaca, falla cardiaca o fallo cardiaco es una enfermedad en la que el corazón no puede realizar con normalidad su función de bombear la sangre, tanto en reposo como cuando el paciente realiza algún esfuerzo. Este funcionamiento inadecuado puede tener su origen en causas muy diversas. Por ejemplo, porque el latido del corazón es menos fuerte debido a la muerte de una parte de los ventrículos (como ocurre en el infarto de miocardio), o por enfermedades de las válvulas cardiacas (que producen dificultades en el llenado o en la salida de la sangre del corazón). Si nuestro corazón no puede bombear la sangre adecuadamente, esta se acumula en ciertas partes de nuestro cuerpo (piernas y pulmones). Al mismo tiempo, otros órganos, como el cerebro o los riñones, reciben menor cantidad de sangre de lo normal, por lo que funcionan peor.

La insuficiencia cardiaca es una enfermedad grave. Hoy día es más mortal que el cáncer, aunque con el tratamiento adecuado se pueden disminuir de forma notable los síntomas y enlentecer el deterioro progresivo del corazón.

También es muy frecuente, especialmente en las personas de mayor edad. Así, una de cada diez personas mayores de setenta años tiene insuficiencia cardiaca, de ahí que esta sea en nuestro país la causa más frecuente de hospitalización en las personas ancianas, superando a enfermedades tan comunes como las respiratorias, las digestivas o las neurológicas.