En la insuficiencia cardiaca el corazón no puede bombear sangre en cantidades adecuadas para asegurar el normal funcionamiento de los órganos de nuestro cuerpo. Esto produce un deterioro progresivo de la función de algunos órganos, en ocasiones vitales. Los pulmones, los riñones, el hígado, la médula ósea y los músculos, entre otros, pueden verse comprometidos al no poder cumplir el corazón con su misión como bomba impulsora de la sangre.
La sangre que no puede ser expulsada adecuadamente del ventrículo izquierdo se acumula en los pulmones, dificultando la captación del oxígeno del aire y la eliminación del dióxido de carbono (producto de desecho de la actividad de nuestras células). Esto ocasiona en el paciente una sensación subjetiva de dificultad para respirar, que se conoce como disnea. Gracias a la utilización de diuréticos (fármacos que aumentan la cantidad de orina) es posible disminuir este líquido inadecuado que se acumula en los pulmones, y por ello mejora en los pacientes la sensación de ahogo al realizar algún esfuerzo.
Igualmente, al bombear menos sangre el ventrículo izquierdo no llega una cantidad de sangre suficiente a los distintos órganos de nuestro cuerpo. Así, el riñón depura una menor cantidad de sangre y poco a poco se va deteriorando su funcionamiento, produciendo en la analítica sanguínea una elevación de la creatinina que es un indicador de fallo del riñón (lo que se conoce como insuficiencia renal). Además, los riñones fabrican una hormona llamada eritropoyetina que estimula a la médula ósea para producir glóbulos rojos o eritrocitos: la disminución de la eritropoyetina en sangre, junto a otros factores, produce anemia en los pacientes con insuficiencia cardiaca (por eso en ocasiones se administra eritropoyetina a los pacientes para suplir la que no fabrican sus riñones). Los músculos también reciben una menor cantidad de sangre, por lo que los pacientes suelen presentar debilidad muscular, que se denomina astenia. La falta de riego sanguíneo al hígado puede producir una alteración importante en su funcionamiento (insuficiencia hepática), con graves consecuencias si no se corrige a tiempo.
La disminución de la contracción del ventrículo derecho produce un acúmulo de sangre en las venas de nuestro cuerpo. Así, el hígado (que es como una esponja) aumenta de tamaño al estar repleto de sangre, ocasionando esto en ocasiones una alteración de su normal funcionamiento. Hay que tener en cuenta que el hígado es un órgano vital, al producirse en él la eliminación de muchos productos tóxicos para nuestro cuerpo, procesar todos los nutrientes que recibimos de la dieta, y participar en procesos muy importantes como es la coagulación sanguínea.
En los casos más graves, en los que el corazón late muy débilmente, puede comprometerse incluso la irrigación sanguínea del cerebro, apareciendo una disminución del nivel de conciencia. Por otro lado, los pacientes pueden perder una gran cantidad de masa muscular y de su peso total (adelgazamiento extremo), lo que conoce como caquexia cardiaca.