Los paciente con insuficiencia cardiaca crónica, independientemente del tipo (izquierda, derecha, sistólica, diastálica), tienen una forma de evolución semejante.
Habitualmente el paciente presenta los síntomas típicos de la insuficiencia cardiaca: disnea (dificultad para respirar durante un esfuerzo), astenia (sensación de cansancio) y en ocasiones edemas en las piernas (hinchazón por acúmulo de líquido en la piel). Gracias a la medicación estos síntomas se pueden disminuir de forma notable, por lo que algunos pacientes pueden realizar una vida totalmente normal y sin síntomas durante muchos años. En otras ocasiones la medicación no logra un efecto tan beneficioso, y los pacientes notan síntomas más o menos severos que les limitan las actividades que pueden realizar en su vida cotidiana.
Es muy importante que los pacientes tomen toda la medicación que se les ha pautado y en la dosis y forma correcta, para intentar lograr el mayor efecto posible del tratamiento. El hecho de que distintos pacientes que están tomando la misma medicación tengan síntomas de diferente grado de severidad depende de muchos factores: el efecto real de la medicación en un determinado paciente, como de dañado esté su corazón, la existencia de otras posibles enfermedades que pueda tener a la vez el paciente (anemia, enfermedades pulmonares), el entrenamiento físico del paciente, y otras muchas más.
A lo largo de la evolución de la enfermedad son frecuentes las recaídas: el paciente nota un empeoramiento de los síntomas y tiene que acudir a su médico o a un servicio de Urgencias. Por ello, los pacientes con insuficiencia cardiaca suelen hospitalizar con frecuencia. Su corazón está débil, y ante un catarro, una elevación de las cifras de tensión arterial o el olvido de la toma de la medicación, por ejemplo, la función del corazón empeora un poco más, lo suficiente como para que el paciente necesite atención médica urgente. Es muy importante evitar las hospitalizaciones de los pacientes con insuficiencia cardiaca, pues la estancia en el hospital es peligrosa para ellos: pueden coger infecciones graves propias de los hospitales, pierden masa muscular al moverse menos, etc. Para prevenir la hospitalización el paciente debe saber reconocer cuándo se está poniendo peor, y solicitar ayuda médica urgente. Con un refuerzo de la medicación a tiempo es posible evitar en muchos casos la necesidad de ingresar al paciente. En otras ocasiones es ya tarde, y es preciso hospitalizar al paciente para vigilarle mejor y administrarle medicación intravenosa.
Una de las misiones principales de las Unidades de Insuficiencia Cardiaca es educar a los pacientes para que sepan reconocer de forma precoz los signos de alarma que indican que se está descompensando la enfermedad. Estas Unidades también ofrecen atención médica preferente, al día siguiente laborable, para que pueda iniciarse la medicación que permite frenar el empeoramiento progresivo, y hacer volver al corazón a su situación de estabilidad previa.
La insuficiencia cardiaca es una enfermedad grave. Hoy en día es más mortal que el cáncer. Sin embargo, el pronóstico de cada paciente en concreto es muy variable, por lo que es preciso que el paciente le pregunte a su médico cuáles son las expectativas de evolución de su enfermedad en los próximos años.