En la insuficiencia cardiaca el corazón no puede bombear sangre en cantidades adecuadas para asegurar el normal funcionamiento de los órganos de nuestro cuerpo. Esto produce un deterioro progresivo de la función de algunos órganos, en ocasiones vitales. Los pulmones, los riñones, el hígado, la médula ósea y los músculos, entre otros, pueden verse comprometidos al no poder cumplir el corazón con su misión como bomba impulsora de la sangre.